Dios no juega a los dados, me
dice Ana parafraseando tal vez a la Cosmopolitan, que lo habrá publicado citando
a Einstein, que tal vez también se lo haya copiado a alguien más, por qué no a
Dios mismo o a algún cantante de cabaret que conoció en su adolescencia tardía,
que para el caso da lo mismo.
Yo le digo que me tiene las
pelotas por el piso, que si no se calla la voy a llenar de leche como un
sachet. Ella se pone colorada, y yo sé que se está haciendo la imagen mental de
ella llena de leche. Lo que tienen que saber es que Ana es medio boluda.
Seguramente se imagina a sí misma con los pelos peinados como un casquito, y
con una etiqueta en la frente que dice las tres niñas.
Yo realmente no entiendo cómo es
que todavía está viva. En este mundo justamente, en este mundo olvidado por
Dios, la boluda esta vive. Y no sólo eso. También le busca un significado,
trata de interpretarlo. Y ella se cree que lo entiende, hasta ese tupé tiene. Así
que no solo vive la idiota, si no que vive contenta.
Fiel a tu estilo Dario!! Muy bueno. Abrazo!
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